Isabel Peris y Maribel Furió

Maribel Furió fue adoptada por Isabel Perís

Maribel Furió fue adoptada por Isabel Perís. Ella busca su identidad. Nació en la Clínica Pérez Serrano de Zaragoza el 13 de febrero de 1974.

Isabel, la madre adoptiva de Maribel vivía en Sagunto (Valencia). A sus 29 años no había logrado tener descendencia, sin embargo, era su mayor ilusión. Su madre además estaba enferma y el tiempo corría en contra. Una amiga de la familia le propuso adoptar ya que tenía relación con una religiosa de Zaragoza, Asunción Vivas Llorens, que dirigía la Fundación Mi Casa y que se dedicaba a las adopciones. Asegura que el hecho de que Isabel quisiera tener un hijo antes de que su madre falleciese, y su juventud hicieron que la hermana Vivas considerase su petición antes que las de otras muchas personas. Afirma que hermana le dijo que muchos padres que adoptaban superaban la media de los cuarenta y cinco años y parecían más bien “los abuelos que los padres”.

Tras una entrevista en Zaragoza donde vino con su marido y con otros matrimonios que también querían adoptar, recibió la llamada de la religiosa para recoger a su hija. Isabel asegura que recuerda a la hermana Vivas como una persona autoritaria que no admitía respuestas titubeantes y que no quería familiares cuando las madres adoptivas recogían a los bebés. Primero estuvieron alojados en una casa que la religiosa tenía en Garrapinillos donde  asegura había muchas madres solteras embarazadas esperando a dar a luz. La noticia de que ya había un bebé para ella fue una falsa alarma, ya que la supuesta madre biológica no estaba de parto. Cuando ya se iban a marchar de nuevo a Sagunto, la religiosa les llamó para decirles que otra chica embarazada se había presentado en el piso de la fundación para entregar a su bebé al nacer. La versión que le contaron a Isabel era que no podía ir a su casa con un recién nacido ya que procedía de una buena familia de ganaderos.

La religiosa le dijo que esperara a las puertas del hospital en un taxi con las luces apagadas

Asegura que la hermana Vivas le ordenó que esperase en la puerta del hospital dentro un taxi con las luces apagadas para que la familia biológica que estaba en la planta de arriba no viera nada. Allí esperó hasta que la religiosa salió con su hija, Maribel. Pagó a la hermana veinticinco mil pesetas por los gastos de la clínica y se marchó a un piso que la religiosa había recibido hacía poco tiempo en el centro de Zaragoza y que no reunía condiciones, ya que, no tenía calefacción en pleno mes de febrero y tuvieron que dormir en colchones en el suelo. Por la noche Maribel se puso mala y comenzó a vomitar pero no pudo ir a ningún sitio. También insistió en ir a un hotel, pero la hermana no le dejó. Cree que intentaba no dejar pruebas. Afirma que fue la hermana Vivas la que registró a Maribel en el Registro Civil, como hacía con todos los niños que dio en adopción.