Testimonio anónimo
Busca su identidad
Clara María Gálvez y Pisa es su nombre biológico. Prefiere no dar su identidad actual. Nació el 3 de agosto de 1980 en la Maternidad de Zaragoza, fue recogida nada más nacer por una familia valenciana de clase social alta y su adopción plena se formalizó dos años después de nacer.
Su padre adoptivo era un alto cargo en el ámbito de Defensa y tanto él como su madre adoptiva no quieren proporcionarle ninguna información respecto a su adopción por mantener el estatus social. Todo lo relativo a su adopción se ha convertido en un tema tabú en su familia. No sólo ella es adoptada, también su hermana mayor que prefiere no buscar sus orígenes.
Supo que era adoptada por una discusión con una compañera del colegio
La primera vez que supo que había sido adoptada fue al discutir con una compañera del colegio que le dijo que se callara porque ella era adoptada. Sus padres le reconocieron la verdad, sin embargo, no comenzó a hacerse preguntas hasta que ya estando casada tuvo una discusión su madre.
En estos momentos está recopilando datos. Dispone de su partida de nacimiento en la que los nombres de sus padres biológicos no aparecen, a pesar de que sus padres adoptivos le aseguraron que habían muerto en un accidente de coche. Sólo consta la firma de un responsable de un establecimiento, pero no sabe si es el de la Maternidad donde supuestamente nació, o el de otro establecimiento cuya dirección consta en su partida de nacimiento y que según sus investigaciones podría corresponder a una Casa Cuna.
También sospecha por las fechas que constan en los registros, ya que sus padres se la llevaron a Valencia nada más nacer, aunque por ley tenían que pasar seis meses para que la madre biológica formalizara una renuncia que no consta. Su primera foto se la hicieron justo pasado ese plazo y su madre adoptiva lo explica diciéndole que durante ese tiempo tenía que estar “como escondida”. Su adopción plena se formalizó dos años después y a pesar de vivir en Valencia desde su nacimiento no la empadronaron hasta los tres años. A los cinco meses de ser empadronada sus padres se cambiaron a otro piso, sin embargo, no lo notificaron oficialmente hasta los cinco años. Situaciones que hacen que Clara sospeche sobre la legalidad de su adopción.
Sus padres adoptivos afirman haber tirado los papeles de adopción, a pesar de que asegura que son personas muy ordenadas que guardan todo. Ella recuerda viajes periódicos a una ciudad cuando ella tenía alrededor de nueve años en los que su padre adoptivo se reunía con dos monjas, una de ellas muy mayor. Ella lo rememora como algo siniestro.
Busca porque considera que nunca se ha sentido en su lugar
Se pregunta por qué había tanto que esconder si las adopciones eran legales. Se va a hacer la prueba de ADN y mantiene relación con otra afectada ya que piensa que podría ser su hija. Piensa que es más duro para las madres biológicas que para los hijos adoptados, ya que cree que al fin y al cabo ellos han tenido una vida más o menos plena, mientras que ellas han perdido a un hijo.
Busca porque nunca se ha sentido en su lugar, porque considera que su forma de ser no concuerda con la de su familia, porque considera que no encaja. Piensa que, aunque no le ha faltado de nada, no ha sido plenamente feliz, ya que necesita saber su verdad, no la de sus padres adoptivos, ni la que consta en el Registro Civil. Quiere saber quién es, de dónde viene, el por qué, y dejarse de hacerse preguntas tan básicas como las relacionadas con su nacimiento y su vida.
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